El trébol rojo (Trifolium pratense) está muy extendido en Europa. Crece en praderas, dehesas y en los bordes de los caminos. Se usa desde hace siglos como forraje para el ganado. En la medicina naturista el trébol rojo es muy apreciado, sobre todo por sus sustancias vegetales secundarias. Las hormonas vegetales que contiene se denominan también fitohormonas o fitoestrógenos.

El efecto de los estrógenos vegetales en el tratamiento de las molestias ligadas a la menopausia está sobradamente acreditado y se considera una alternativa natural a las terapias hormonales convencionales con sus no despreciables efectos secundarios.

Los conocidos síntomas de la menopausia de la mujer se derivan de un descenso del nivel de estrógenos. Aproximadamente a la edad de 40 años la producción de estrógenos empieza a disminuir en muchas mujeres, hasta que, por término medio seis años después, se produce la última menstruación. En ese momento la producción de hormonas ha descendido al mínimo y permanecerá constante hasta la vejez. Sin embargo, la disminución del nivel de estrógenos resulta molesta para muchas mujeres y frecuentemente va asociada a síntomas desagradables, como sofocos, alteraciones del sueño y mareos, así como labilidad emocional, irritabilidad, dificultad para concentrarse e inestabilidad psíquica.

Las isoflavonas del trébol rojo actúan de forma similar a las isoflavonas de la soja y a la cosh negra (cimicifuga racemosa) contra los síntomas típicos de la menopausia, pero sin efectos secundarios no deseados. El uso combinado de estas tres sustancias vegetales ha demostrado ser muy eficaz para combatir estas molestias.

Pero el trébol rojo no sólo alivia los síntomas relacionados con la menopausia. Las fitohormonas del trébol rojo también son importantes para la piel y el cabello. Estas fitohormonas ayudan a las células a almacenar líquidos y a regenerarse, y garantizan un nivel suficiente de colágeno, sustancia responsable de la firmeza y elasticidad de la piel. Los cambios hormonales relacionados con la menopausia pueden hacer que la piel se vuelva más delgada y seca, produciéndose la formación prematura de arrugas. Una leve caída del cabello y una disminución del grosor del mismo también pueden ser debidos a los cambios hormonales.

Las fitohormonas naturales procedentes del trébol rojo, de la soja y la cosh negra, tomadas durante largos períodos de tiempo, han demostrado su eficacia como alternativa no agresiva para el tratamiento de los síntomas de la menopausia.